Ir al contenido principal

Última parada: Salta

Calle Caseros bajo la lluvia, Salta

Tras un largo viaje desde San Pedro de Atacama, llegamos hechos literalmente mierda a Salta. Mi mujer y compañera de viajes venía con fiebre y fuertes dolores en la panza...todo mal, así que llegamos, pesqué las dos mochilas y tomamos un taxi para el centro, para buscar alojamiento. Por suerte, encontramos un lugar bueno, bonito y barato, a una cuadra de la plaza 9 de Julio, el Hostal América, así que nos instalamos y mi mujer seguía igual, así que llamamos al seguro médico de ella para que viniera un médico a revisarla, el cual vino luego de un rato largo, la vieron, le dieron 48 horas de reposo y  dieta líquida. Estos impodenrables pasan en los viajes, no todo es glamour y  lindos lugares, por suerte el seguro funcionó y bueno, aprovechar la escala forzada para descansar y dormir largo y tendido un par de días. Al día siguiente, mi mujer se sentía mucho mejor, así que salimos a la tarde (despues del parón que es la siesta) a caminar por lo que nos quedaba por conocer o recorrer de la urbe salteña. Dimos una vuelta por la Balcarce, antiguamente conocido por ser el lugar de las peñas salteñas pero hoy más parecido a un Palermo del NOA, mezclando folclor y música electrónica en menos de 3 cuadras, lo cual se me hizo algo bizarro...pero bueee, gustos son gustos.

 Luego en la tarde noche, caminamos tranquilamente bajo la llovizna por la plaza 9 de Julio, el verdadero corazón de la ciudad, donde confirmé una cosa que me llamó la atención fuertemente: muchas parejas de recién casados de sectores populares salteños, llegaban a sacarse fotos a la catedral, primero pensábamos que se casaban ahí, pero no, llegaban a sacarse fotos a las puertas de una catedral cerrada, en una clara situación de aspirar a tener la bendición de la tradición, de esa que no pueden pagar (solo los más acomodados en Salta pueden pagar el arriendo de la misma para un matrimonio....) y de cual estarán siempre lejos por ser de los sectores populares de la ciudad. Son de esa ciudad que no es para la vista del turismo y que se encuentra más allá del Parque San Martín,  esa ciudad popular que hace el Carnaval lejos del centro, de esa ciudad  popular que se va a enfiestarse a Cafayate para la serenata, de esa Salta colla, mestiza y criolla que ha sido negada una u otra vez, en otras palabras, las fotos matrimoniales en la catedral son la representación de un orden social que sigue existiendo en Salta, esa Argentina tan diferente a Buenos Aires (a la cual teníamos que volver), tan lejana no sólo en kilómetros sino que mental y culturalmente...un país totalmente diferente, pero igualmente interesante que merece ser recorrido con calma y tranquilidad, algo que buscaremos hacer más pronto que tarde.

Viajamos al día siguiente en micro (bus), en un suite de Balut, (900 ARS en 3 cuotas y 20 horas de viaje, mucho más barato que comprarlo online), un viaje cómodo, en un bus con cama y programación  de TV personalizado, ideal para un recorrido largo como este. El servicio incluía almuerzo arriba del micro, una merienda, cena en el mismo comedor de Ceres a la ida y un desayuno antes de llegar a la terminal de Retiro. Volvimos a una silenciosa Buenos Aires que aún no despertaba, pero a medida que avanzábamos en el taxi para nuestro hogar, la gente salía de sus casas y departamentos para otra jornada más, era el fin de nuestras vacaciones pero el comienzo de planear los próximos viajes.

Comentarios