Hombre leyendo L'Unita en la pared |
Con Roma me sucede algo que con otras ciudades no me pasa.
Disfruto caminar en sus calles, mirar a la gente, observar el día a día, algo que me sucede con pocos lugares. Sin duda fue un enamoramiento a primera vista, un romance sin fin. Tengo que aclarar que esta no es mi primera visita a la capital italiana, pero creo que en esta se ha consolidado un romance sin fin.
Tras un reparador sueño, despertamos muy temprano (06:30 am) para aprovechar el día de manera intensa. Tomamos en el comedor del hotel el desayuno buffet que estaba incluido en el precio de la habitación, el cual sin duda es mucho más parecido al café de manha de los brasileños que a las tristes dos medialunas y el café con leche tan propios de los hoteles argentinos y uruguayos.
Luego de devorar buena parte del buffet, salimos a caminar por la ciudad, la cual estaba con un cielo luminoso que invitaba a recorrer Roma con total impunidad. Teníamos dos grandes objetivos por conocer en el día: el mercado que funciona en el Campo de' Fiori (Campo o Plaza de las Flores) y el barrio de Trastevere, ambos cercanos entre si y no muy lejos de nuestra ubicación (Roma I).
Panteón de Agripa |
Caminamos nuevamente por la Via Nazionale, pasamos nuevamente por el Palacio del Quirinale para posteriormente comenzar a andar por calles pequeñas y callejones que nos llevaban a lugares que el mapa que teníamos en la tablet no aparecían tan claros, lo cual sin duda era una burla de los hados del destino que aun rondan por esta ciudad para quienes dependemos de la tecnología para recorrer sus calles.
Pero pese a esta jugarreta de la ciudad de Rómulo y Remo, más pronto que tarde llegamos a nuestra primera parada, el Panteón de Agripa, uno de los tantas edificaciones que quedan de la época del Imperio Romano (al menos es del siglo II de nuestra era).
Es en estos momentos donde desaparece el turista y comienza a resurgir nuevamente en quien escribe el estudiante de III año de Historia que recordaba a duras penas las clases de Historia de Roma II, diciéndome a mi mismo: para algo sirvieron estas clases de m... junto con la educación recibida a través de las películas de Hollywood, un menjunje que al menos en mi caso despertó una curiosidad intelectual y viajera.
Pero más allá de mis confesiones de mi lejano pasado estudiantil, una cosa nos llamó la atención en el Panteón de Agripa: la gran cantidad de soldados y Carabinieri (policía del tipo como la Gendarmería o los carabineros chilenos) fuertemente armados con fusiles de asalto recorriendo la zona, lo cual era un claro recordatorio de la amenaza de los terroristas del ISIS y del miedo de que en algún momento, cualquier monumento lleno de turistas o el Papa vuelen por los aires por la acción de estos fundamentalistas.
Pero la vida sigue y ni siquiera la supuesta amenaza de los del ISIS van a lograr que deje de disfrutar de Roma. Después de salir de la zona del Panteón de Agripa, seguimos caminando entre callecitas donde apenas cabía un auto hasta toparnos con una plaza pequeña pero con pintorescos puestos donde vendían frutas, verduras, embutidos, aceite de oliva, quesos varios y demases junto con una gran horda de turistas y locales pizpeando por los puestos, es cierto, estábamos en el mercado del Campo de' Fiori.
Mercado de Campo de' Fiori |
Tras sacar unas fotos, decidimos seguir caminando hasta la Via Arenula para cruzar el puente sobre el Tiber y así llegar hasta el barrio de Trastevere, el cual estaba al parecer durmiendo la resaca de una larga noche agitada.
Acá en Trastevere se pueden encontrar toda clase de restoranes y bares, pero la mayoría estaban cerrados, así que dimos una vuelta corta para ir caminando bordeando el Tiber hasta cruzar al puente que cruza la Isola Tibertina (isla Tibertina) y el mismo Tiber para llegar hasta el Templo Massimo, que es la principal sinagoga de Roma y cabeza del antiguo gueto judio de la ciudad.
Al igual que el Panteón de Agripa, había un buen número de policías armados hasta los dientes cuidando la zona, lo cual como en otras ciudades europeas (para que decir París) ya es algo que es parte del paisaje.
Tras salir del Templo Massimo retomamos a la vía Arenula hasta llegar al Largo di Torre Argentina, en la esquina de la Via Arenuela con la Via Florida, lugar donde hicimos una escala técnica en una clásica pizzería romana: Pizza Florida, donde se come bueno, bonito y barato. Pero nuestro periplo en Roma no ha terminado todavía, pero eso es otra historia.
Roma: algunos tips
Si te encuentras por la zona de los hoteles cercanos a la estación de
Termini, puedes llegar sin mayores problemas caminando hasta el sector
del Campo de' Fiori y Trastevere como al Templo Massimo.
Roma es de esas ciudades como Ciudad de México, se quiere o se detesta. Quien escribe se encuentra en un romance sin fin con ambas ciudades
Roma no es una ciudad para andar apurado, todo lo contrario, es para caminar calmado y relajado. Déjate perder por el caos romano, no tengas miedo, siempre podrás salir y entrar de el.
Pizzas en la ciudad hay en todos lados, pero buena, bonita y barata no siempre. Una excepción es en Pizza Florida (Via Florida 25 enfrente de la Torre Largo Argentina) donde cumple con las tres B (bueno, bonito y barato), además de la señora que atiende es muy amable (hasta entiende español)
Muchas artesanías no hay en la zona de Campo de' Fiori (eso si, todo con precios para turistas), pero si eres amigo de los quesos y embutidos italianos como de los ingredientes para una buena pasta, en otras palabras, si tienes un alma gourmet estarás realmente en el paraíso.
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