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Coronavirus: ¿habrá que despedirse de los viajes largos? (actualizado)




La irrupción del coronavirus ha dado vuelta todo, incluso los viajes.


Vacaciones, viajes iniciáticos, mochileos, escapadas, todo quedó en un largo punto suspensivo literalmente hasta un casi eterno nuevo aviso. Pero este "nuevo aviso" generado por la pandemia ha durado mucho tiempo (estamos en el 2021 y mucho no ha cambiado) y al terminar la emergencia por el coronavirus, lo más probable es que nos encontremos con un escenario totalmente diferente al existente previamente: líneas aéreas al borde de la quiebra (para no ir más lejos, Avianca entró en concurso de quiebra el 10 de mayo de 2020, Latam, Aeroméxico y Virgin Atlantic en agosto siguieron sus pasos) y  por ende, habrán pocos vuelos a bajo costo, agencias de viaje (tanto de las tradicionales y de las virtuales) quebradas o con muchos menos empleados (como fue la suspensión de miles de empleados de Despegar en Argentina en marzo de 2020), una menor oferta de viajes al exterior y pocas facilidades de viajes económicos, al menos en Latinoamérica. Todo esto se está uniendo a mayores controles sanitarios disfrazados de control migratorio además de quedar en el aire un razonable miedo a viajar, ya sea por un contagio o de quedar varados lejos del país, lo que resume una sensación de indefensión frente a un entorno externo que puede ser hasta hostil para muchos viajeros. A todo lo anterior, no podemos negar que a muchos que estaban viajando estos últimos meses el poder volver a sus lugares de origen se ha hecho una tarea hasta titánica, no solo en lo anímico sino que en lo financiero, quedando miles en un default al tener que desembolsar dinero que no tenían previsto usar y lo más probable que tras esto muchos no vuelvan a salir en un largo rato .

Todo esto hace preguntarse a quien escribe ¿habrá que despedirse de los viajes largos? Honestamente creo que por un largo rato tendremos que dejarlos en un baúl de los recuerdos, pese a las esperanzas de muchos de retomarlos en el corto y mediano plazo. Aunque es bastante prematuro generar alguna clase de análisis en medio de una pandemia como el Covid-19 que tiene la particularidad de haber paralizado a todo un planeta, está claro que la era del turismo masivo tal como lo hemos conocido hasta la fecha, ha terminando, el cual nos lleva a  un  escenario totalmente diferente que obligará a pensar en nuevas formas de poder viajar y hacer viajes.

Una primera consecuencia previsible serán los mayores controles sanitarios y fronterizos que se van a levantar (como las restricciones existentes por parte de la Unión Europea vigentes hasta la fecha, por ejemplo), un miedo de importar contagiados (los turistas) en algunos lugares, sobre todo en naciones con sistemas de salud precarios que cualquier enfermedad pandémica como el coronavirus puede generar problemas sanitarios importantes y desquiciar ciudades y países (una pequeña escala de este desastre la podemos ver en la crisis que han sufrido ciudades como Guayaquil, Manaos o Nueva York)





Otra consecuencia probable será que los viajes de placer que se hagan después de la pandemia sean mas bien cortos, previsibles y con márgenes de maniobra muy amplios, como son las escapadas de fin de semana, viajes que sean reembolsables o cancelables y sin que impliquen grandes desplazamientos, a lo sumo dentro del país o a países vecinos con una fácil conectividad (y que puedas entrar...claro está), evitando en un principio viajar a destinos lejanos, quedando reservados a quienes puedan tener un margen de maniobra financiero importante y que puedan solventar cualquier clase de imprevistos como los que han vivido miles en las últimas semanas. 

Una tercera consecuencia de todo esto es que lo mas probable que este nuevo escenario ha generado unos cambios dramáticos en la industria del turismo, la cual deberá reconvertirse de manera importante tras esta crisis global. Es posible que muchas compañías desaparecerán o sufrirán ajustes fuertes, lo que hará que queden pocas empresas disponibles, lo que significará de hecho una menor oferta de precios, al quedar menos actores en el mercado, por ende, podemos correr un grave riesgo de cartelización de la oferta turística, es decir, pagaremos más por vuelos, autobuses, hoteles y seguros, lo cual desalentará viajes largos hasta que se compongan los oferentes, pero puede pasar un tiempo largo para ello. Tal vez, apenas termine esto veamos por un tiempo algunos ofertones de vuelos, alojamientos y paquetes turísticos, pero ¿estos serán reembolsables o cancelables en caso de cualquier imprevisto? Habrá que ver que pasa.

Una cuarta consecuencia es la  potencial desaparición de la aviación tal como la conocemos ahora.  Por un lado, aerolíneas lowcosts como Ryanair ha anunciado el despido de 3000 trabajadores mientras que otras están a un paso de desaparecer. Mientras que líneas aéreas tradicionales como British Airways pensó en despedir a buena parte de su planta de trabajadores, ALITALIA y TAP vuelven a propiedad estatal y Lufthansa es rescatada por el gobierno alemán, mientras que en Latinoamérica LATAM buscó ser salvada por el gobierno chileno tras acogerse al capitulo 11 estadounidense que le permite declararse en quiebra  (pero cerrando operaciones en Argentina) sin cerrar al igual que Avianca y Aeroméxico. Por otro lado, la pandemia obligará a ajustar la capacidad de los aviones para tener que llevar menos pasajeros por vuelo para evitar potenciales contagios, por ende, el precio de los pasajes debiera subir para compensar la menor cantidad de pasajeros. Es decir, la aviación está sufriendo un duro golpe. Muchas aerolíneas tal vez desaparezcan, otras se fusionen o se achiquen. Los costos de volar serán mas altos, por ende, los precios debieran subir para hacer rentables los viajes.

Para concluir por ahora, el escenario para viajes largos hoy por hoy y en un futuro mediato no es para nada halagüeño, es más, creo que lo mas probable es que esta pandemia marque el fin de una era. Esto no significa que la gente no vuelva a hacer viajes en un futuro, sino que lo más probable es que se reconviertan los viajes y los viajeros, lo cual será una clara herencia duradera del coronavirus en un largo plazo. Es cierto que lo planteado acá, son posibles escenarios pero lo único que es cierto ahora es que nada será igual y el viajar no está para nada exento de ello.


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