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Una excursión a El Chaltén



Ahora tocaba ir a El Chaltén.

Tras descansar de la excursión al Perito Moreno, nos tocaba la segunda excursión en nuestro viaje: ir hasta El Chaltén. A diferencia de la excursión del día anterior, esta salía mas temprano, a las 8 am, dado que había que hacer mas de 200 km desde El Calafate, pero nos pasaron a buscar bastante puntual. 

Luego de ir por nosotros, fuimos a recoger a los otros viajeros que tomaron la excursión: una familia de Ushuaia, una pareja joven y 2 hijos, los cuales se fueron durmiendo  tanto el viaje de ida como de vuelta.

Una cosa que nos llamó la atención es que tanto la guía del viaje al Chaltén como el que nos tocó en camino al Perito Moreno eran cordobeses y el chofer que nos tocó en este recorrido era formoseño, lo que te habla que la zona de El Calafate se había convertido en una zona de atracción migratoria para muchos antes del bicho y que el coronavirus frenó en seco. 

Ruta entre El Calafate y El Chaltén (fuente Google Maps y elaboración propia)

La chica que nos tocó como guía en el viaje, Cony, nos contó que al menos el 25% de la población de El Calafate dejó la ciudad como consecuencia del parón que significó el bicho en la actividad turística ¿como lo sabía? el municipio usó a los guías turísticos para censar la población que quedó y Cony, la participó en dicho censo. ¿Porqué les mencionamos esto? por que tiene que ver con el resto del relato, pero no nos adelantemos todavía, sigue leyendo (por fa!!)

Salimos de El Calafate en una fría y nublada mañana por una ruta con muy pocos vehículos, tomando para salir de la ciudad la ruta provincial 11 (la misma que se toma para el aeropuerto) que al poco rato se convierte en la la famosa Ruta Nacional 40, para entrar después a la ruta provincial 23 que es la que te lleva a El Chaltén. 

Tras algo más de una hora y media de viaje (y algunos devaneos de sueño entremedio) llegamos a nuestra primera parada, la estancia La Leona. Un viejo casco de estancia en medio de la nada, reconvertido en hotel y café, siendo  una parada obligada para muchos, ya sea para descansar, comer algo o ir al baño o mandar señales de vida, ya que hay wifi en el lugar (en la ruta no hay cobertura de telefonía móvil) y seguir viaje. 

Hotel La Leona

Acá estuvimos unos minutos, aprovechando de  probar las tortas fritas del lugar, lo que en Chile serían sopaipillas, las cuales están buenísimas y no estaban para nada caras. A orillas del Hotel La Leona pasa un río, el río La Leona que desagua en el cercano Lago Viedma, el cual nos toparíamos en unos minutos mas en la ruta. 

Río La Leona, al fondo un puente sobre la Ruta Nacional 40

De vuelta a la ruta, tras avanzar unos kilómetros nos desviamos de la Ruta Nacional 40 para poder tomar la Ruta Provincial 23, la cual bordea el Lago Viedma y que te acerca lentamente a la Cordillera de Los Andes, nos comenzábamos a acercar hacia El Chaltén.

Por la Ruta Provincial 23 hacia El Chaltén

Tras recorrer algo más de una hora y media, ya nos acercábamos a nuestro destino en la excursión: El Chaltén. 

Pero antes de llegar, hicimos una parada en uno de los miradores que permiten tener a la distancia una mirada panorámica del valle donde está situada la localidad de El Chaltén y si tienes suerte con el clima (nos faltó muy poco para ver la cima del cerro por una nube)  poder ver el cerro Fitz Roy (o Chaltén) situado sobre el pueblo, una imagen muy icónica de cualquiera que viaje por esta parte de la Patagonia.

Panorámica de El Chaltén y del monte Fitz Roy desde un mirador


Pero antes de volver al relato, hay que recordar que El Chaltén se encuentra ubicado dentro del Parque Nacional Los Glaciares, pese a tener un poblado más o menos importante dentro del mismo. 

Pero a diferencia de nuestra excursión al Glaciar Perito Moreno, acá no se debe pagar entrada ni nada, sólo nos dimos cuenta cuando vimos carteles que nos recordaban que estábamos dentro de los terrenos del Parque Nacional.


Desde este punto, la distancia a El Chaltén son unos pocos kilómetros. Entramos a la localidad y nuestra siguiente parada era la Terminal de Ómnibus. 

Acá habían baños y una oficina turística que estaba abierta a los pocos turistas que llegaban a la localidad. Hacía unos minutos había llegado uno de los  micros que vienen al día desde El Calafate, el único destino con conexión en ese momento (en verano hay conexión con Los Antiguos, frontera con Chile)

Interior de la Terminal de Ómnibus de El Chaltén


Después de esta parada obligada por la naturaleza,  nos dirigimos por la misma ruta provincial 23 saliendo de la localidad, hacia uno de los recorridos de trekking más accesibles para cualquiera que haga una excursión a El Chaltén (incluso para personas con movilidad reducida): La senda del Chorrillo del Salto. 


Entrada a la senda del Chorrillo del Salto



Este es un sendero situado a unos 2 o 3 kilómetros a las afueras de El Chaltén, es una caminata fácil de no más de 500 metros,  bastante bien señalizada hacia una cascada, la cual a pesar de que fuimos en temporada invernal, el entorno de la cascada tiene lo suyo. 


final de la senda del Chorrillo del Salto


Pero claro, esta senda y todos los senderos que hay en los alrededores de El Chaltén (no por nada es la capital nacional del trekking) son idealmente para hacerlos en verano, pero bueno, nos sirvió para tener una idea de como es la zona. 

Luego de esta experiencia de micro trekking, volvíamos a la localidad para almorzar, el cual estaba incluido en la excursión, pero antes, nos despedíamos del sector sacando una que otra foto con la promesa de volver en algún momento con un clima mas benigno y con el entorno en su esplendor veraniego, pero que no deja de tener una belleza particular.


Entrada norte a El Chaltén


Llegamos a almorzar a uno de los pocos hoteles y restoranes abiertos en El Chaltén, el Rancho Grande Hostel, lugar de reunión de los tours que llegaban al pueblo. 

El almuerzo que había que optar (obvio, las bebidas no incluidas) era tallarines a la bolognesa, milanesa con fritas y estofado de cordero con puré. Nosotros escogimos la especialidad regional, el estofado de cordero, el cual realmente estaba muy bueno.


Estofado de cordero



Si no fuera por los tours y excursiones que vienen desde El Calafate desde hace algunos meses, estaría cerrado, como la mayoría de los negocios de El Chaltén (hoteles, bares, hostels, restoranes, tiendas).  

Recordemos que localidades como El Chaltén literalmente estuvieron cerradas a la entrada de personas del exterior (incluso del resto de la provincia) con barricadas incluidas en la ruta por meses como consecuencia de la paranoia generada por el coronavirus.


Comedor del Rancho Grande Hostel, El Chaltén




Acá enlazamos con lo que hablábamos al comienzo del posteo, la crisis que generó el coronavirus a las  localidades que viven totalmente del turismo como lo es El Chaltén.  

La cuarentena eterna del 2020 cerró el acceso al turismo y al igual que El Calafate, recibía muchos viajeros del exterior que hizo que aparecieran una multiplicidad de negocios de todo tipo (hoteles, hostels, bares, restoranes y otros) pero que la cuarentena obligó a cerrar, generando un cierre de negocios y un éxodo que es palpable para cualquiera que recorriera El Chaltén en la temporada invernal de 2021. 

A diferencia de lo que nos contaba Coty nuestra guía, acá no teníamos idea del éxodo de gente, pero al contrario de El Calafate, en El Chaltén va a costar mucho más recuperarse.


El Chaltén


Después de comer, teníamos 2 horas libres para caminar por El Chaltén, pero fue prácticamente caminar por un pueblo fantasma. Negocios y casas cerradas, uno que otro vehículo o personas, salvo en la plaza donde jugaban los niños de la localidad y algunos habitantes de la localidad empleados en un plan del tipo Argentina Trabaja, remodelando por enésima vez una jardín. 

Como que no quería la cosa, las 2 horas se pasaron bastante rápido y sin que nos diéramos cuenta, ya comenzaba nuestro camino de vuelta para El Calafate, 


Salida sur de El Chaltén


Quedamos con ganas de conocer más los alrededores de El Chaltén , pero tal vez, habrá que esperar algún tiempo para volver a ver con movimiento y vida a la capital nacional del trekking, la cual está en una larga siesta invernal (y también por el bicho) hasta la vuelta del turismo. 

Pero con respecto a nuestra vuelta a El Calafate, fue bastante tranquila y apacible. Lo que sigue ya es otra historia.

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