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Medellín: primeras impresiones

Café con la imagen de Pablo Escobar, Medellín

Ya había llegado a Medellín desde el aeropuerto, mejor dicho, a la estación del metro Exposiciones. Yo iba hacia la estación El Poblado, zona de mucha vida nocturna y donde estaba el alojamiento donde iba a pasar unos dias. 

En Medellín tuve que definir para donde seguía en el viaje: si me iba a Cali, para luego ir a Ecuador y seguir hacia el sur o viajaba en avión hacia Leticia y desde ahí navegaba por el Amazonas, ya sea hacia Manaus en Brasil o Iquitos en Perú, pero era algo que iba a dilucidar en los próximos días.

Tip Viajero: ¿Quieres  ver como es la buseta que va desde el Aeropuerto hasta la estación Exposiciones del metro? acá lo puedes ver

Pero volviendo a mi llegada a Medellín. Tras bajarme de la buseta que me trajo del Aeropuerto, tomo el metro en dirección El Poblado, el cual esta bien cuidado y es ordenado, eso si, es caro para los estándares colombianos  y normal para lo que puedes pagar en Santiago o Río de Janeiro (3900 COP, casi 1 dólar para no residentes, los locales pagan algo menos).


 Viajar en Metro en Medellín es una forma rápida, fácil y segura de moverse por una ciudad enorme como lo es esta ciudad. Son sólo 2 estaciones para ir a mi destino, pero sirven para darte una introducción a lo que es la vida cotidiana en esta ciudad colombiana, de una histórica mala fama por delincuentes impresentables como el famoso narcotraficante Pablo Escobar, del cual hay miles en esta ciudad que le tienen un gran cariño.

Además, Pablo Escobar se ha convertido en una especie souvenir turístico, queremos o no,  si te pones a pensar bien, es algo grotesco para quien tiene alguna remota idea de su brutalidad como capo mafioso o de broma macabra para quienes fueron víctimas de su accionar. Pero no deja de estar la marca de Pablo Escobar por todos lados en Medellín. Da para pensar mucho.

camisetas o remeras de Pablo Escobar a la venta en Medellín
camisetas, remeras o polos de Pablo Escobar

Medellin, ya sea por Escobar, el Cartel de Medellín y su narco negocio o por la soterrada guerra civil que vive Colombia, ha sido conocida su alto nivel de violencia que la tuvo entre las ciudades más violentas del mundo hasta hace algunos años, lo cual ha mejorado bastante en la actualidad, pero las huellas de la violencia están ahí y son perceptibles cada 2 por tres cuando recorres esta ciudad aparentemente en calma, pero si escarbas un poco, te puedes encontrar sus huellas.

Llego a El Poblado, camino unas 3 cuadras y me instalo en el hostel donde me iba a quedar algunos días. Me instalé, mandé señales de vida, almorce y mucho no hice en el día. 

Parque de El Poblado, Medellín
Parque de El Poblado, Medellín

A la tarde noche, me voy a dar una vuelta hacia la zona de los discos y bares de El Poblado, donde hay cosas que llamaron la atención: lmuchos europeos y estadounidenses jóvenes dando vueltas por todos lados y a su vez, pocos latinoamericanos en general, muchos bares para todos los gustos y lo que hizo saltar las luces de alarma, no tanto por su existencia sino por la edad de la que la practicaban: la  gran cantidad de prostitución tal como en Cartagena, algunas demasiado jóvenes, que perfectamente podrían ser escolares. No sabría decir si la prostiución es legal o no en Colombia, pero no deja de ser llamativo que chicas muy jóvenes, algunas casi niñas, estén ofreciendose como mercancía al primer esperpento que ofrezca algunos pesos por ellas.

Insisto, no soy un mojigato ni nada, pero como decía en otro posteo, la gran mayoría de estas chicas trabajan obligadas por mafias y es una de esas huellas que deja la violencia: la incapacidad de muchas chicas jóvenes que por ganar algo de plata trabajen en la prostitución. Es algo que a quien escribe lo saca de onda. 

carrito de hotdogs, El Poblado, Medellín, Colombia
carrito de comida, El Poblado, Medellin

Pero bueno, no iba a ser en el único espacio que vería prostitutas en Medellin. Tras dicha vuelta por El Poblado, me devuelvo hacia la zona de mi alojamiento. Mucha hambre no tenía, así que paro en un carrito de perros calientes o hotdogs, donde me pido 2 junto con una gaseosa sin azucar (12000 COP, 3 dólares), siendo mi cena. Vuelvo al Hostel a descansar ya que había sido un día largo y lo que sigue ya es otra historia.

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