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Viajando de Mendoza a Santiago de Chile cruzando la cordillera (aventura invernal)




Uno de los viajes que realizo al menos una vez al año es ir desde Buenos Aires, Argentina hasta Villa Alemana, en mi país natal -Chile- por motivos familiares.

Pero en esta ocasión el viaje fue mucho más largo de lo pensado gracias a las frecuentes tormentas de nieve que cubren el Paso Libertadores en el invierno austral (junio a septiembre) cortando la ruta entre Argentina y Chile obligando a soluciones poco tradicionales. 

Originalmente, el plan era volar desde  Buenos Aires hasta Mendoza (gracias a una oferta de Aerolíneas Argentinas 1900 ARS ida y vuelta, Julio de 2016) y de ahí tomar un micro (bus o camión) hasta Santiago o Viña del Mar, el cual no saldría más de 450 ARS en ese momento.  Pero como dicen por ahí, uno propone y el de arriba dispone.  

Dia 1: Rutas argentinas aéreas y terrestres

Salgo del Aeroparque porteño antes de las 6 am en un vuelo tranquilo, sin mayores sobresaltos donde duermo al menos la mitad  del vuelo, aterrizando en una somnolienta Mendoza pasadas las 07:40 am. Bajamos del avión, busco mi mochila en la cinta del equipaje y desde el aeropuerto tomo un taxi hasta la Terminal de Ómnibus de Mendoza (algo más de 100 ARS, Julio de 2016). 

Al sacar las cosas del taxi, me encuentro con la noticia de que el paso Libertadores seguía cerrado por tormentas de nieve y viento blanco hasta nuevo aviso. Voy hacia la parte internacional del terminal de micros mendocino, encontrándome con un montón de chilenos que pululan entre las diversas compañías de micros (buses) y combis que cruzan la cordillera diariamente. 

Pero caminando me encuentro con un cartel  en la oficina de la compañía O'Higgins Internacional que dice "hoy salida a las 15:00 por Paso Pino Hachado". Entro a preguntar si había lugar, me responden que sí y pregunto cuanto cuesta, me responden unos 1100 ARS (44,000 CLP o 71 dólares, Julio de 2016).

Ruta 153, sur de Mendoza

La pienso un poco....la otra opción era pagar al menos una o dos noches de hotel en una ciudad que ya he estado varias veces en los últimos años y que no se destaca por lo barata de su oferta hotelera y culinaria. La suerte estaba echada, decido comprar el pasaje. Dejo las cosas en la oficinas de
O' Higgins Internacional y me voy a tomar desayuno además de comprar algunas cosas para el camino. Tras algunas horas dando vuelta por las calles mendocinas, vuelvo a la zona de la terminal de micros. 

Paso por reojo por la oficina de O'Higgins Internacional, la cual estaba llena de bolsos y maletas varias. Veo que no me iré sólo a Chile, me digo y me voy a buscar un lugar bueno, bonito y barato para almorzar, el cual lo encuentro en un restorán que está a un costado de la terminal, "La Revancha" donde como unas papas al horno con carne al jugo, gaseosa y postre por unos 100 ARS. Tras comer, retorno a la terminal para ir a buscar la mochila e ir a tomar el micro. 

Busco las cosas en la oficina de O'Higgins Internacional  y empiezo a ver a mis pasajeros de aventura: 6 brasileños, un par de ecuatorianos de la costa del Pacífico que iban a probar suerte a Chile, una chilena que vivió muchos años en Venezuela y dejaba a su novia mendocina, un viejo chileno insufrible e insoportable como el sólo, otros chilenos entre residentes en la Argentina -como es mi caso- y viñamarinos y santiaguinos que fueron a Mendoza por el fin de semana y se quedaron esperando que el Paso Libertadores abriera, algunos peruanos y colombianos y una pareja argentina que quería aprovechar los pocos días de vacaciones que tenían para ir a Chile. 

En la YPF de General Alvear, Mendoza

El micro en que viajaríamos era un minibus de 34 asientos, más propio para viajes cortos que para la aventura que haríamos, pero nadie tenía la más puta idea de como sería el viaje (ni siquiera los chóferes, Pereira y Antonio, ambos mendocinos).  

 Nos subimos al micro y tras un ligero desajuste con los asientos (a mi me habían vendido la butaca 23 pero a un par de brasileñas que no podían estar separadas por que eran pareja reclamaron que también tenían el 23 y 24, cambiándome a la butaca 3 quedando al lado del viejo insufrible) salimos a las 15:07 de la Terminal de Mendoza:

La ruta que siguió el micro (bus o camión) en el día 1 fue la siguiente:

Salimos de la Terminal de Mendoza por la Ruta Nacional 7 hasta Las Catitas (Mendoza), luego tomando la ruta provincial 153, hasta llegar hasta General Alvear donde haríamos nuestra primera parada en el viaje. Lo único que rompía con la monotonía del paisaje mendocino eran las cumbias bolivianas y salteñas que colocaron como banda de sonido los chóferes para no aburrirse en las primeras horas del viaje. 

Tras llegar a General Alvear, donde paramos en la YPF para estirar los pies, ir al baño, fumar los fumadores y tomar un café, el micro tomó la ruta nacional 143, en la cual abandonamos la provincia de Mendoza, haciendo nuestra siguiente parada en el poblado de Santa Isabel,  ya en la provincia de La Pampa. Según el viejo odioso compañero mio de asiento, ahí vendían comida buena, bonita y barata, al lado de la YPF (gasolinera/estación de servicio) local. 

Pero no fue así, apenas vendían sandwich de milanesa y empanadas de pollo, nada del otro mundo, además, eramos atendidos por un tipo con no muchas luces y lo único pintoresco era que el lugar tenía una estufa a leña, al menos algo de calor había. Comimos y seguimos viaje. 

Fargo Neuquino, Zapala, 2016


Día 2: perdidos por Neuquén y cruce de la cordillera por el lugar menos pensado

Por la madrugada, mientras dormía, el micro siguió viaje hasta donde termina la ruta nacional 143, tomando la ruta 151 que cruza el occidente de la provincia de La Pampa para luego empalmar con la ruta nacional 22,  ya en la misma ciudad de Neuquén. 

El día partió muy temprano, al parar el micro en una nevada y friolenta  Zapala más parecida a escena de la película Fargo de los Hermanos Cohen que otra cosa a las 5 am. El micro cargó combustible en la YPF local donde nos enteramos que el Paso Pino Hachado estaba cortado por la nieve. A los chóferes y a los pasajeros nos entró la desesperación, y alguien por ahí dijo "vamos por Icalma".

Video: viajando con viento blanco hacia Icalmahttps://youtu.be/vTZ3NYDwG54

El micro tomó camino a Icalma, tal vez por la peor ruta. Salimos de Zapala por la Ruta Nacional 40, para luego empalmar por la ruta provincial 46, un camino de mierda sobretodo por el viento blanco que lo cruzaba en tanto en tanto.

 En medio de la ruta, vialidad provincial de Neuquén cortó el camino, pero luego de 1 hora seguimos viaje pero al salir del puesto de vialidad, una tormenta de viento blanco hizo por momentos casi imposible seguir, pero el viejo Pereira que manejaba en ese momento, manejaba con una tranquilidad única lo cual bajaba la tensión del viento blanco.

 Tras salir del viento blanco bajamos por la Cuesta del Rahue, un camino lleno de nieve y escarcha el que había que bajar con cuidado. Luego de 1 hora o hora y media, llegamos a nuestra siguiente escala, Aluminé, ya en la ruta provincial 23 donde nos informan que quedan sólo 65 kilómetros hasta Chile.

Amanece, Aluminé, Neuquén


Había sol en el camino, estaba pavimentado y eso hizo que el ánimo cambiara, pero dicen que la alegría dura poco. El camino se convirtió en una tortura, se comenzó a nublar y cayó otra tormenta de nieve. En esas condiciones llegamos a Villa Pehuenia y al control fronterizo de Icalma donde Gendarmería nos avisa que Icalma no está habilitado para micros (buses o camiones) sólo para autos.

 Los chóferes, la chilena que vivió en Venezuela y el viejo odioso fueron a romperle las pelotas al oficial a cargo del destacamento, pero este aduce que aunque nos dejaran pasar, los Carabineros en el sector chileno nos devolverían a Argentina. 

Pensaba "pelotudos, en medio de la nieve por un viejo de mierda que decía que se podía ir por acá"  ¿Cómo terminó todo? tuvimos que devolvernos hasta Aluminé y seguir por la misma ruta 23 para ir al paso Mamuil Malal, la cual se convierte en poco más que un sendero, totalmente descuidada y hecha mierda por la lluvia. 

El viaje se transforma en un tormento donde ni las aventuras de Pepe Carvalho (leía un libro de Vásquez Montalbán) hacían llevadero el viaje. Tras pasar cerca de 4 horas por la mal llamada ruta provincial 23, por fin empalmamos con el camino que nos llevaba al paso Mamuil Malal. la ruta provincial 60. 

Tras algo más de 1 hora, llegábamos a la aduana argentina ubicada a los pies del Volcán Lanin, la cual estaba llena de autos que iban rumbo a Chile pero por suerte sólo había un micro delante nuestro, un Nar-Bus que había salido de General Roca (Río Negro) con destino Concepción. Tras otra hora de papeleos y brasileños desesperados que hicieron la fila de migraciones con los que venían desde General Roca, lo que significó las puteadas de Antonio, el otro chófer, pudimos salir de la Argentina prácticamente al final del día.


El sueño de Antonio, ruta 23, Neuquén

Llegamos a la aduana chilena, donde extrañamente el trámite fronterizo fue expedito, tanto lo del control migratorio como el de Aduanas y el fitosanitario. Tras salir de la aduana, tomamos la ruta 199, la cual pese a la nieve y el hielo estaba en un excelente estado, donde hicimos nuestra primera parada en Chile: el balneario lacustre de Pucón, a unos 100 kilómetros de Temuco. 

Acá paramos cerca de una hora para arrasar con la tienda de la gasolinera Petrobras. La chica que atendía ahí nunca se imaginó que tendría que atender a una horda de hambrientos y desesperados como los que veníamos en aquel minibus de O'Higgins Internacional. 

Volaron los completos (hotdog chileno con palta, tomate y chucrut más aderezos), sandwichs varios, chocolates, gaseosas y galletas de aquella tienda. Tras comer como si fuéramos náufragos rescatados, volvimos a subir al micro, pero la gente (y quien escribe) ya se sentía mucho más tranquila, ya que estábamos por fin en Chile.  

Pasamos por Villarrica y de ahí al empalme para ingresar a la columna vertebral de las rutas chilenas, la ruta 5, esa que como Autopista va desde Caldera hasta Puerto Montt. Ya andando por las cercanías de Temuco,  me atrapó en sus brazos Morfeo y no desperté hasta la madrugada del día siguiente, ya en claro camino directo hacia Santiago.

Mamuil Malal, Julio de 2016

Día 3: llegando a Santiago antes del amanecer

Desperté a saltos, la primera fue a la altura de San Carlos (en ese momento región del Bio Bio, hoy región de Ñuble) pero vuelvo a dormir hasta Teno (región del Maule), donde ya la emoción de llegar me despierta. Me tomo lo último de agua y la última golosina y empiezo a darme cuenta que ya estábamos a una patada de Santiago. 

Pasamos Angostura de Paine (Región Metropolitana) y era cosa de minutos el llegar a la Terminal Sur de la capital chilena, tras más de 40 horas de viaje y cerca de 2230 kilómetros de recorrido por las provincias de Mendoza, La Pampa, Río Negro, Neuquén y las regiones chilenas de la Araucanía, Bio Bio, Maule, O'Higgins y Metropolitana de Santiago. Me despido de Pereira y Antonio, saco mis cosas del micro y me voy raudo al Terminal Alameda para tomar otro bus a Villa Alemana (2 horas de viaje), pero eso ya es otra historia.

Tips y datos:

Siempre viajar en invierno entre la Argentina y Chile en micro puede ser algo parecido a una aventura. Trata en lo posible tener un margen de maniobra (tiempo y dinero) si tienes que hacer este viaje en esta época del año.

Si haces o te toca esta ruta alternativa tal como aparece en este posteo, lleva agua, comida, galletas, algo de dinero en pesos argentinos y chilenos, además de mucha disposición de hacer un largo viaje

Trata de estar atento a la info oficial, la cual podrás leer en los Twitters del Paso Libertadores o la Unidad de Pasos Fronterizos del Gobierno de Chile:

Cuando pares en alguna tienda de gasolinera (llamadas bombas bencineras en Chile), como los Upa de Shell, Pronto de Copec o la de Petrobras, recuerda que sólo aceptan pesos chilenos en plástico o en efectivo. 

Comentarios

  1. Claramente, en invierno la mejor opción para cruzar la cordilleras es directo en avión que no tarda más de 2 horas. Y se pueden conseguir buenos precios buscando con tiempo.

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    1. Emiliano: sin duda, pero este no era el caso ni la circunstancia, piensa que el boleto a Mendoza lo compré con poca anticipación aprovechando una banda negativa que había en la web de Aerolíneas...pero encontrar algo bueno, bonito y barato a Santiago en pájaro de acero ya no es tan fácil, salvo si buscas con mucha anticipación.

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